miércoles, 3 de septiembre de 2008

¡Que vienen los rusos!





¿Cuántas veces habrá resonado en nuestros oídos semejante exclamación, producto del acervo e imaginario colectivo?. Lo cierto es que a día de hoy, parece más rabiosamente actual que nunca, debido a que los medios de comunicación y la propia agenda internacional no cesan de poner de manifiesto y de alertar reiterada y constantemente sobre la reaparición en escena de este gigante colosal.

Cabría responder: ¿Pero es que alguna vez se han ido?. ¿O han permanecido en letargo como los osos siberianos?

Hacer desde aquí valoraciones ponderadas y análisis acertados sobre tan volátil, confusa, controvertida y compleja materia como son las relaciones internacionales no es tarea fácil pero, en ocasiones, hemos de reflexionar sobre ello porque afecta de una manera u otra, y en última instancia, a la vida de cada uno de nosotros más de lo que estamos acostumbrados a pensar.

Las consecuencias de lo que se encuentra más o menos latente en el Cáucaso, y en otras zonas, serán graves y prolongadas en el tiempo y tendrán repercusiones imprevistas y directas en las vidas de todos nosotros porque además, no forma más que parte de un (ojalá fuese teatral) diseño estratégico para tiempo indefinido.

La realidad que hemos constatado en Agosto es que, pocos años después del desmoronamiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y su subyugante sistema totalitario, su afán expansionista, etc..., y la consecuente desaparición de la política de bloques, reaparece en el tablero la dialéctica de la Guerra Fría y la amenaza de una escalada conflictual inconveniente.

El destino histórico del mundo había intentado ser telederigido y comenzar a configurarse como unipolar desde la caída del Muro de Berlín, bajo la batuta de la superpotencia y el resto de Occidente. Pero poco después de este impasse y no pocos abusos y muestras de falta de autoridad moral, vuelve con grandilocuente demostración de fuerza un viejo conocido que reta a la comunidad internacional a echar un pulso por la influencia geopolítica y geoeconómica: la Civilización de los Rusos, con tantos siglos de gloriosa, imperial y agridulce Historia a sus espaldas, y tantos y tan buenas (y malas) aportaciones a la especie humana: Tolstoi, una envidiable arquitectura y tendencias innovadoras, Dostoievsky, Gagarin, Lenin y Rasputín, Trotsky (¿a cuantos canes se les habrá llamado por el nombre del menos perro de todos?), Stalin (el georgiano) y otros terribles y temibles zares, las matrioskas, Molotov, Gorbachov, Putin y otros profesionales del amor....como la KGB. Ente vodka y vodka recuerdo a Boris Yeltsin.
En tierras de Rusia fracasaron Napoleón y Hitler y desde allí (hablando de perros) Laika y el Sputnik subieron al espacio exterior. Las Fuerzas Espaciales, Coheteriles, la Armada, las Fuerzas Terrestres y las Aerotransportadas forman parte de lo militarmente mejor preparado y potentente del orbe.
Parece que desde el otro lado del telón se le ha devuelto a Occidente la factura de lo ocurrido en Kósovo, haciendo una lecturada interesada y seguramente errónea por sesgada y haciendo, de paso, saltar por los aires lo poco que quedaba en pie de la arquitectura jurídica internacional. Nada menos que por parte de uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Dónde ha estado Ban Ki-Moon todos estos días?. Posiblemente en la luna con la Unión Europea que ni está, ni se le espera. No toca hablar de Irak ahora....
A la Federación Rusa le ha llevado exactamente 17 años reinstaurar el orden autocrático internamente, al hilo de la deplorable situación económica y endémica corrupción y con Vladimir Putin como gran valedor. Parece que ahora quiere imponerla de puertas hacia fuera. No creo que a China le agrade la situación...
Como a los pacientes chinos, personalmente, la situación me desagrada conociendo, aunque sea vagamente, la trayectoria histórica de inseguridad y sentimiento de frustración y humillación rusa. Es importante tener en cuenta que hay un pesado argumento en clave energética y de control de los recursos, pero hemos de ser conscientes en cuanto a que la coyuntura alcanza más allá y, aunque recelo de los catastrofismos, se pueden ver paralelismos entre lo que está aconteciendo y lo que dió comienzo al desencadenamiento de la I Guerra Mundial, donde se daba una situación de altísima interdependencia económica que, unida a las burocracias irresponsables ante los ciudadanos (que se confundían con las oligarquías financieras), produjo un cóctel explosivo (más dañino que los Molotov).
Aquí hay que pensar al revés que los chinos: que la Historia no se repite, que es lineal, y que enfrente Rusia tiene oponentes que parecen haber superado y llegar a aborrecen el uso de ese lenguaje, y prefieren encaminarse hacia la convivencia en diálogo, y la coexistencia pacífica. Un conflicto a gran escala no beneficiaría a nadie (perjudicaría excepcionalmente a todos) y de ello hay múltiples y demasiado cotidianas experiencias.
Y si nos cortan el gas, a la larga, saldrán perdiendo...De todas formas, más frío hace allí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

e terás que actualizar... ou a que andas...

Vémonos¡

P.D. O meu enlace a Jeu de Paune está máis cerca... xa o sinto¡ ;)

Millán Fernández dijo...

Terei terei...O que pasa e que ultimamente teño o ordenador un pouco enfermo e non dou. Xa estou pensando a seguinte entrada.Volve Tino.Saúdos!!!