miércoles, 11 de julio de 2012

Condicionalidade, Troika, Memorándum e clase obreira


O mesmo día no que se oficializaba a intervención de España e palabras tan coñecidas para os que seguimos a actualidade internacional, quizáis non tanto para a maioría da cidadanía galega e española, como: condicionalidade macroeconómica, Troika ou Memorándum (que nos anuncian que estamos tan só ao principio dun camiño, como mínimo, parello ao de economías e sociedades como a grega ou a portuguesa fai 2 anos) a chamada #marchanegra dos mineiros chegou a Madrid recibida polo pobo madrileño nas rúas, e escenificou o comezo do que probablemente vai ser unha constante nos próximos meses e anos: a mobilización e a loita constante na reivindicación dos dereitos máis básicos e que a degradación da Ditadura Neoliberal e a Austeridade Asasina ameaza con fanar. É difícil non empatizar e solidarizarse coa súa loita atemporal, co seu esforzo diario e heroico, e coa súa resistencia ao que parece inevitable. Os bombeiros da Comunidade Autónoma de Madrid fixérono. E milleiros de cidadáns, máis ou menos espontaneamente, tamén. "Prohibido jugar con nuestras vidas". Rememora vellas loitas, sexa en Asturies ou León, sexa en Bolivia. Sexan mineiros, ou sexan operarios de fábricas, do sector naval de Ferrol ou de acolá...Proletariado adquire significado, uns cantos anos despois. Realmente nunca o perdeu. Simplemente mirabamos a outro lado.

Non teñen alternativa. Non lle la dan, e poderían. Será o  rexurdir da clase obreira consciente e do vigor do movemento obreiro? Veremos...O que si parece é que o 15-M prendeu a faísca e alumeou un camiño de denuncia, pero pouco a pouco, sectores mais amplos, converxen no combate a un sistema que fai augas. Que se estenda a capas mais amplas vai depender de moitas variables, pero parece inevitable vista a determinación con que este Goberno tramposo aplica medidas de excepción e dificulta cada vez máis e a máis xente unha vida digna. O apagón informativo nos medios de in-comunicación oficiais, e ter que enterarse do realmente acontecido "vía nova-Pirenaica" nas redes e por Streaming e Internet, denota o interese do status quo en que isto non vaia a mais. Pero parece cuestión de tempo. Por sorte ou por desgraza, é probable que tan só esteamos ao principio dun longo camiño.

PD: E xa hoxe, 11 de Xullo de 2012, na manifestación pacífica dos mineros, a Policía (ás ordes do poder político que está ás ordes do Gran Capital) cargou ocasionando disturbios e feridos. O Goberno parece decidido a desatar a guerra de clases dende o Congreso (coas medidas tomadas) e na rúa. Decrétase a fin da clase media, e un período indefinido de convulsión social e inestabilidade política. Tempos duros.









1 comentario:

Fredo dijo...

"É difícil non empatizar e solidarizarse coa súa loita atemporal, co seu esforzo diario e heroico, e coa súa resistencia ao que parece inevitable".

¿QUE ES DIFÍCIL?

A mi lo que me parece increíble es que los que defendéis este tipo de discurso proletario toméis como icono a los mineros que son, de ser yo uno de los vuestros, probablemente de los grupos sociales con los que menos me identificaría.

Si el proletario de hoy se caracteriza por estar explotado, puteado, en que le sube la luz, en que le van a subir la edad de jubilación, en la precaridad de que su empresa puede cerrar en cualquier momento, en que es contribuyente casi neto al Estado y en que desempeña un trabajo útil para la sociedad, el minero es casi lo opuesto.

Es un beneficiario neto de los impuestos que pagan el resto de los proletarios, gracias a los que se sostienen unas empresas (ya públicas como HUNOSA, ya subvencionadas como el resto) con unas pérdidas terribles, que no proporcionan ninguna utilidad social salvo para sus trabajadores, que han tenido claro que no están sujetos a la libre competencia, que su empresa nunca va a cerrar y que sólo tienen que esperar por su jubilación anticipada. Y que además propugnan un modelo energético que ha contribuido bastante la subida de la luz.

No han tenido ninguna lucha contra lo inevitable, de hecho lo que defienden ahora es que se cumplan los compromisos a los que llegaron con el gobierno cuando ACCEDIERON A LA DESMANTELACIÓN TOTAL DE SU INDUSTRIA. Es decir, no luchan por su modo de vida sino por garantizarse las contrapartidas (esas sí, como diría De Guindos, MUY VENTAJOSAS), que acordaron por abandonarlo.

No tienen ningún compromiso atemporal con su tierra. De ser así, todos esos mineros con generosas prejubilaciones que han salido en las últimas décadas podrían, qué se yo, haber formado una cooperativa para crear empresas y empleos en sus comarcas, pero no. La mayoría decidieron aprovechar sus retiros para largarse de allí.

Y con todo esto consiguen atraerse el apoyo de miles de personas, a las que están friendo a impuestos y a recortes precisamente para mantener políticas tan erradas, antiliberales y peligrosas como los subsidios a sectores imposibles. Y convencen a los verdaderos proletarios exprimidos de este país de que en un momento en que se están recortando sus prestaciones sociales básicas, por lo que vale la pena echarse a la calle es para preservar las partidas presupuestarias que garantizan sus privilegios.

¿Que el gobierno ha incumplido sus compromisos con ellos? Sí ¿Y CON QUIÉN NO? Sólo faltaría que en un contexto de recortes generalizados los únicos que preservasen exactamente la misma partida presupuestaria fuesen ellos.

Y manda narices que en un momento donde debemos exigir de los políticos seriedad, prioridades y control en las cuentas llevemos como estandarte a un sector que durante todos estos años se ha estado llevando injustificadamente gran cantidad de recursos que mucho mejor hubiesen estado empleados en cualquier otra cosa.

O sea, que lo proletario es salir a la calle ahora a defender el mantenimiento de lo que ha sido una irresponsabilidad de décadas, a demostrarle a nuestros políticos que lo que valorábamos era que tomasen las decisiones fáciles y que ganaban votos en las cuencas mineras en vez de las decisiones responsables de ir poniendo fin (de una forma ordenada, de acuerdo) a las políticas que, lejos de seguir cualquier criterio racional, son auténticos desperdicios de dinero a cambio de votos.

La nueva izquierda igualitarista, sostenible, ecologista y defensora de la regeneración democrática ya tiene su modelo: trabajadores privilegiados de un sector insostenible y contaminante que piden a gritos que no les quiten su clientelismo.